Museo del Prado, siempre tú.

2° de mayo, 2023

      El Museo del Prado es uno de los museos más prestigiosos, reconocidos y visitados del mundo. Fundado en 1819, siempre está a la vanguardia en la interpretación de su maravilloso patrimonio artístico. Destaca por la renovación de su narrativa a partir de sus invalorables muestras. Y, por la siempre cuidada disposición e iluminación para resaltar los detalles y texturas de las obras.
             
    En esta oportunidad visitaremos el legado del Renacimiento italiano expuesto en la sala 49. Ambiente de atemporal belleza compuesta por la colección de obras maestras de la pintura italiana del Cinquecento. Esta sala se renovó recientemente (2022) con un nuevo hilo conductor y recursos adicionales que permite la valoración artística dentro del contexto histórico. Hablaremos sobre una de las obras más alabadas: La Transfiguración de Cristo.
 
 

Del Último Rafael a La Transfiguración de Penni y Romano

     La sala 49 del edificio Villanueva, Museo del Prado, es destinada a la Escuela Italiana del siglo XVI.  En su apasionante recorrido nos acerca a las obras tardías del gran pintor Rafael Sanzio. Alguna de estas obras participaron en la memorable muestra El Último Rafael (2012). Muestra que interpretó la etapa tardía del maestro, precisamente, la etapa de mayor trascendencia en la historia del arte europeo.

       Desde hace un año, esta estancia del Cinquecento italiano expone al maestro renacentista Rafael a través de seis master pieces: La Virgen de la rosa, La Sagrada Familia de la perla, La Sagrada Familia del cordero, La Virgen del pez, El Cardenal, la Caída en el camino del Calvario; además de una obra conjunta con su discípulo Giulio Romano: La Sagrada Familia del roble (Óleo sobre tabla. 1518 – 1520).

      Un punto focal imperdible que vamos a abordar es el proceso creativo de la Transfiguración de Cristo, considerada la última gran obra maestra de Rafael. Llegaremos a ella a través de la copia que se exhibe en la sala, realizada por Penni y Romano. En la sala también se expone una segunda obra realizada por Guilio Romano y Giovanni Francesco Penni: La Visitación.

La Transfiguración de Cristo por Rafael Sanzio

Óleo sobre tabla, 405 cm de alto y 278 cm de ancho.

    Rafael, durante su estadía en Roma se influenció por la iconografía cristiana tradicional. La tuvo muy presente en la creación de La Transfiguración, el más ambicioso cuadro de altar, testamento espiritual y la última obra que realizó el maestro antes de su temprana muerte en 1520, con apenas 37 años.
     
       Por mucho tiempo se sostuvo que tras su muerte la obra quedó inacabada. Sin embargo, durante la importante restauración del Cuerpo de Conservadores de los Museos Vaticanos, en 1977, se llegó a la conclusión que es de su completa autoría. Esta tesis la respaldan numerosos estudios preparatorios de Raphael y sus asistentes, así como el análisis de rayos X. A pesar de ello, se reconoce que la obra fue finalizada por sus discípulos, Giulio Romano y Giovanni Francesco Penni.
Composición

     En el retablo Rafael refleja la naturaleza dual, divina y humana de Jesús. Describe dos episodios narrados uno detrás del otro en el Evangelio de Mateo: la Transfiguración y el encuentro de los Apóstoles con el niño endemoniado que será curado milagrosamente por Cristo tras su regreso del Monte Tabor.

    Rafael combina estos dos episodios bíblicos a un solo espacio temporal, complejo y dramático. Retrata, en una sola escena, la visión espectacular creada por contrastes de luz y conversación entre escenas.

    La parte superior retrata la Transfiguración de Jesús, flanqueada por Moisés y Elías, en el Monte Tabor, mientras que en la parte inferior representa a un niño poseído por el demonio, que parece estar sufriendo, por la expresión de su rostro.

    La súplica de los apóstoles para que Jesús haga el milagro da lugar a la interacción entre el mundo terreno y el celestial. Esta escena le permite al maestro una exhibición de movimientos físicos y anímicos que prefiguran el manierismo.

Avatares

   La obra fue un encargo del cardenal Julio de Médicis en 1516 – en breve se convertirá en el Papa Clemente VII (1523-34) – como retablo para la catedral titular de San Justo en Narbona, Francia, sede obispal del comitente y de la cual era el obispo. Después de la muerte prematura de Rafael, el encargo fue completado por sus asistentes Giulio Romano (1499-1546) y Giovanni Francesco Penni (1496-1536).

     El cardenal mantuvo la pintura en Roma hasta su adhesión al papado en 1523. Luego, la donó a la iglesia de San Pietro in Montorio, Roma, lugar donde fue colocada en el altar mayor. En 1797, tras la invasión francesa y el Tratado de Tolentino, esta obra, como muchas más, fue llevada a París y devuelta en 1816 tras la caída de Napoleón; fue entonces cuando entró a formar parte de la Pinacoteca de Pío VII (pontífice desde 1800 hasta 1823).

     La última obra importante de Rafael ahora cuelga en la Pinacoteca Apostólica, una de las sedes de los Museos vaticanos.En su famoso libroLives of the Artists (1550), el artista y biógrafo manierista florentino, Giorgio Vasari (1511-74), escribió que La Transfiguración era la obra «más bella y divina» de Rafael.

La Transfiguración de Penni y Romano (cartones de Rafael)

     La Transformación de Penni y Romano fue pintada entre 1520 – 1528. El cardenal Giulio de’ Medici consideró que era necesaria una obra sustituta a la obra original de Rafael, pues se enviaría a la catedral de Narbona. Al ser una copia a escala real traspasada del prototipo original, la composición es una copia casi exacta. Según Vasari, el segundo encargo fue realizado por dos de los colaboradores más cercanos de Rafael. Se conoce que utilizaron el cartón con los dibujos originales extraído del prototipo rafaeliano. 

    Es evidente que la Transfiguración de Penni y Romano reproduce casi con exactitud todas las figuras creadas por Rafael. Sin embargo, cabe notarse que prescinde de un sin número de detalles característicos de la obra original. Tal vez por tiempo o por maestría. tanto en el paisaje que se divisa a lo lejos, en la vegetación del monte y en el tratamiento y acabado de los personajes.

    A su vez, Penni se toma licencias para añadir elementos nuevos. Destacan los destellos dorados alrededor de Jesús; claramente en para reforzar la trascendencia de la transfiguración. De otro lado, el uso del color denota una paleta similar a la del maestro. No obstante, vista en detalle se aprecian cambios notables en la sustitución de los azules en la escena inferior y su atenuación en la escena celestial. 

Procedencia

     Julio de Médicis dona la pintura a la Iglesia del Santo Spirito degli Incurabili, Nápoles. Tiempo después pasaría a la colección de Ramiro Núñez de Guzmán, II duque de Medina de las Torres. Seguidamente, a la de su sucesor Nicolás de Guzmán y Caraffa, III duque de Medina de las Torres, príncipe de Stigliano.

   Nicolás de Guzmán la cede al Convento madrileño de Santa Teresa, de carmelitas descalzas. Ahí, tras una breve temporada se traslada a la Academia de San Fernando. Posteriormente, al Museo Nacional de Pintura y Escultura; museo español creado a raíz de la Desamortización eclesiástica de Mendizábal (1835-1837), conocido como Museo de la Trinidad.

     Finalmente llega al Museo del Prado.

Restauración

    Después de dos años de una exhaustiva restauración la obra recobra su resplendor. La restauración estuvo a cargo del Programa de Restauración del Museo Nacional del Prado. Se intervino tanto en el soporte como en la capa pictórica y el marco. Se trata de la pintura la pintura sobre tabla más grande y pesada de la colección del Prado (4,02 x 2,67 m.) y 550 kg. (300 kg. la tabla y 250 kg. el marco).

    Durante el estudio técnico previo, las reflectografías (tomadas con un dispositivo de infrarrojos donado por American Friends of The Prado Museum) detectaron los trabajos anteriores de limpieza y eliminación de repintes de la superficie. El resultado dejó a la luz nuevos e interesantes detalles del dibujo subyacente.

     Habían transcurrido casi 200 años desde la última intervención. La obra había sufrido daños importantes tanto a nivel estructural y estético. Se observaron aperturas y grietas en las uniones de los paneles del soporte. El trabajo puso fin a la  oxidación de los barnices y retoques realizados en el pasado.

     Todos los procesos han sido complejos debido al gran tamaño del cuadro y la dificultad de tener siempre presente una imagen global de la obra, pero no cabe duda de que este esfuerzo colectivo ha merecido la pena para recuperar la originalidad, integridad y belleza de una obra de gran valor e importancia en la colección.

 

La Transfiguración como evento bíblico

    La transfiguración es un relato que descrito en los evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas (Mateo 17:1-9, Marcos 9:2-8 y Lucas 9:28-36). Estos tres evangelios son narrados desde una visión conjunta en el sentido que los tres expresan puntos de vista muy similares sobre los sucesos.

     Para comprender el evento hay que situarse en el tiempo en que Jesús predica por toda la Galilea. Diversos estudiosos fundamentan que la similitud que existe entre los tres relatos se debe al hecho de que provienen de una misma fuente común: un manuscrito sobre los dichos de Jesús, escrito en griego.

¿Qué ocurre en esta escena?

     El relato cuenta la historia de Jesús y tres de sus apóstoles, Pedro, Santiago y Juan cuando se dirigen al Monte Tabor para orar, a 10 millas al sureste de Nazaret. Una vez en la montaña, Jesús se torna resplandeciente y es por ello que su vestido se vuelve blanco, está en la gloria de Dios. Aparecen los profetas Moisés y Elías como representantes del Antiguo Testamento, según el evangelio de San Marcos del Antiguo Testamento (9: 2-13).

      Derrepente, Dios se manifiesta: “Este es mi hijo amado, a él oíd” (Mc, 9:7). Los apóstoles ante tal presencia primero se asustan y exclaman, luego permanecen en silencio. Una vez hecho el silencio, todo vuelve a la normalidad y Jesús retorna a su estado natural. La luz que resplandece con rayos brillantes alrededor de Jesús es llamada «luz tabórica» en honor al monte.

      El siguiente episodio de la Biblia está versado en los apóstoles cuando intentan liberar, sin éxito, a un niño poseído por el demonio (presumiblemente epiléptico). No será Jesús hasta después de la Transfiguración quien consiga curar al endemoniado.

Penni, Romano y el Cinquecento italiano

     Hacia el siglo XVI, Roma era el epicentro del poder eclesiástico y cultural. La ciudad irradiaba riqueza y esplendor, y los papas y cardenales competían entre sí para embellecer sus residencias y las iglesias con obras de arte. Ese escenario generó una gran demanda para los artistas talentosos quienes tuvieron la oportunidad de trabajar en importantes proyectos y colaborar con otros artistas destacados.

    En ese entonces, la Iglesia Católica era el principal mecenas de las artes. Encargó cientos de obras para embellecer sus iglesias y monasterios. Artistas de la talla de Rafael y Miguel Ángel para desarrollar su talento dependían de la protección y patrocinio de la Iglesia, así como de poderosos mecenas. La Iglesia tenía un interés especial, pues a través de sus encargos artísticos transmitía su mensaje religioso a una población analfabeta, a la vez que reafirmaba su poder y autoridad .

     Penni y Romano trabajaron en Roma bajo la influencia de la Iglesia y por su estrecha colaboración con el famoso  Rafael, quien fue su maestro y mentor. La influencia de Rafael se puede apreciar en el estilo clásico, el uso de colores suaves y delicados, la precisión en los detalles y el uso dramático de la luz.

     Penni y Romano, fueron de los miembros más destacados del círculo artístico de Rafael y colaboraron con él en obras importantes, como la decoración de las Estancias del Vaticano, en especial la Stanza dell’Incendio (terminada hacia 1517) y las Logge (terminada en 1519) .

Giulio Romano, discípulo aventajado (Roma, ca 1499 – Mantua, 01.11.1546)

    Giulio Pipi, llamado Julio Romano, trabajó al lado de Penni, primero como discípulo de Rafael y después como ayudante. Ambos, tras la muerte de Rafael en 1520, continuaron la decoración de la Sala di Constantino en el Vaticano. Penni centró su actividad a la pintura de caballete dentro de la categoría de Vírgenes y Sagradas Familias. Giulio Romano, más versátil, destacó como artista arquitecto y pintor. 

    Su trayectoria evoluciona sin la tutela de Rafael. Realizó trabajos para la Villa Madama por encargo del Cardenal Giulio de Médicis, trabajo que había sido originalmente encomendado a Rafael y que había quedado sin realizar. A partir de octubre de 1524, trabajó como artista en la corte de Federico II Gonzaga en Mantua. Realizó la construcción y decoración del Palazzo del Té (ca. 1526-35), que constituye un triunfo de la arquitectura y pintura manierista. 

     En 1536 inició la reconstrucción y embellecimiento del Palazzo Ducale; y, a raíz de un incendio de 1545, supervisó la reconstrucción de la catedral de Mantua.  Durante los primeros años de la década de 1540 Giulio diseñó su propio hogar, la Casa Pippi, terminada al parecer hacia 1544, fecha en que la vio Vasari (1511-1574)

Imagen de la obra
Óleo sobre tabla, Primer tercio del siglo XVI
 
 
 
Imagen de la obra
 
 
 
Óleo sobre tabla pasada a lienzo, Hacia 1517

Comparte:

Te puede interesar: