1ro Septiembre, 2023
El Museo de Orsay se inauguró el 1 de diciembre de 1986 en París. Desde entonces ha sido uno de los museos más importantes de Francia y del mundo. Desde su apertura en 1986, el museo ha sido un importante centro cultural y turístico de París, atrayendo a millones de visitantes cada año y contribuyendo al enriquecimiento cultural de la ciudad.
Destacan obras maestras del impresionismo, el postimpresionismo y el art nouveau; además de una amplia colección de esculturas, fotografías y artes decorativas.
Su vasto fondo museal incluye obras maestras de la colección nacional de Francia que datan desde 1848 a 1914. El museo es especialmente conocido por las obras impresionistas y postimpresionistas de grandes artistas como Monet, Manet, Degas, Renoir, Cézanne, Seurat, Sisley, Gauguin y Van Gogh.
Arte de los siglos XIX y XX
Antecedentes
La colección de arte del Museo de Orsay procede principalmente de tres museos franceses. Algunas de las piezas de arte que las autoridades trasladaron desde el Museo Nacional de Arte Moderno al Centro Pompidou, y que se conservaban como inventario. Las obras de arte impresionistas del Centro de Arte Jeu de Paume, en estado de hacinamiento. Las obras de arte de Salón que el Louvre debió restringir en las exposiciones anuales, por falta de espacio.
Es así como el Museo de Orsay se centró en coleccionar piezas de arte de los siglos XIX y XX, ampliando más tarde su oferta a las artes decorativas, la arquitectura y las fotografías.
Entre los tesoros pictóricos se encuentran: «El cielo estrellado en el Ródano» de Van Gogh, «Las damas en el jardín» de Monet, «Las espigadoras» de Millet, «Almuerzo en la hierba» de Manet, «El jugador de cartas» de Cézanne, «Lección de baile» de Degas, «El baile en el Moulin Rouge» de Renoir, «Las chicas de Takiti» de Gauguin, etc.
Menos conocida, pero definitivamente digna de la atención de los amantes del arte, se encuentra la gran colección de esculturas de piedra y bronce, gran parte de la cual fue encargada por personas adineradas en el siglo XIX. Las más famosas de ellas son probablemente de los escultores Rodin y Degas. La audiencia también suele pasar por alto las valiosas colecciones de fotografía, que se encuentran entre las primeras de Francia.
Aunque en este post nos vamos a centrar en la arquitectura y fascinante historia del edificio museal, puedes visionar muchas de las obras en el enlace insertado al final.
Una delicia arquitectónica por derecho propio

Poco se divulga sobre el hermoso edificio que alberga el Museo de Orsay construido en 1900 como estación de ferrocarril, a tiempo para la Exposición Universal de París.
Así es, el Museo de Orsay se ubica en la locación en donde alguna vez operó una monumental, bella y moderna estación de ferrocarril. La estación más bella y vanguardista de Europa.
Su ubicación es privilegiada, justo en la ribera del paisajístico Sena, en un vecindario de elite de alto desarrollo cultural; rodeada de edificaciones monumentales como el Palacio de Louvre, el Jardín de las Tullerías, el Palacio de la Legión de Honor y otros elegantes edificios como el Hotel de los Inválidos.
Para su renovación se convocó a una licitación pública en donde el ganador fue el estudio de arquitectura llamado grupo ACT. El plan se centró en el gran vestíbulo de la estación y no alteró el diseño original del edificio. Se conservó el enorme reloj de la estación de tren. El Museo de Orsay, de 3 plantas, fue inaugurado en diciembre de 1986.
Para conocer cómo la antigua estación se convirtió en el actual museo
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la estación de tren Gare d’Orsay era antigua e inoperante. Durante la guerra se le utilizó como centro de correo. Después, cuando la paz volvió a Europa fue utilizada brevemente como plató de cine. En ella se rodó la película El proceso (1962), basada en la novela de Franz Kafka y dirigida por Orson Welles. Posteriormente fue ocupada por una compañía de teatro y un grupo de subastadores. En 1973, la estación de ferrocarril cierra finalmente.
Discusiones sobre su demolición
Durante algún tiempo, hubieron discusiones sobre la demolición de la estación y la construcción de un nuevo hotel, pero el clamor público presionó, el edificio parecía un sitio ideal para un museo. En 1975, la organización del Museo de Francia presentó una propuesta para convertir la estación de ferrocarril en un museo, que fue aceptada en 1977. Al año siguiente, fue declarado edificio histórico, razón por la cual fue protegido como monumento nacional en 1978. Gracias a ello se conservaron muchas de las características arquitectónicas originales, en particular los techos de cristal y la enorme esfera del reloj que se aprecian hasta hoy.
Tras mucha deliberación, en última instancia se optó por su conversión. El bello, aunque decadente edificio tendría un nuevo y trascendente uso social: un museo. Tal decisión fue favorable para la ciudad, la modernidad y la cultura. La resolución permitió preservar el edificio histórico y darle una nueva vida, esta vez como el Museo de Orsay. La idea de no demoler para convertirla en un museo fue impulsada por un grupo de personas y apoyada por que reconocieron el valor histórico y arquitectónico del edificio.
Los defensores de la causa
Entre los principales defensores de esta idea se encontraban el historiador de arte Germain Bazin y el arquitecto Renaud de la Noue. En 1977, se formó una comisión para estudiar la posibilidad de crear un museo en la estación de Orsay. En 1981, se inició la renovación del edificio para adaptarlo a su nuevo uso como museo.
Renaud de la Noue fue el arquitecto encargado de la renovación y adaptación del edificio (aquí algunas notas del acontecimiento). Trabajó en estrecha colaboración con Bazin y otros expertos para preservar y resaltar las características arquitectónicas originales del edificio, al tiempo que se adaptaba a su nuevo uso como museo. El Museo de Orsay aún conserva muchos elementos de la estación de tren, y esta galería de esculturas es la vía del tren original, y el reloj de la estación original también está colgado en lo alto aquí, lo cual es muy hermoso.
Germain Bazin fue el director de los Museos Nacionales de Francia en ese momento y fue una figura clave en la creación del Museo de Orsay. Él fue quien propuso la idea de utilizar la antigua estación de ferrocarril como un espacio para albergar una colección de arte del siglo XIX.
Gracias a la visión de estas personas para preservar y reutilizar el edificio de la estación de Orsay, hoy en día podemos disfrutar del magnífico Museo de Orsay y su valiosa colección de arte del siglo XIX.
Un siglo atrás: la arquitectura y majestuosidad de la estación Gare dÓrsay
El arquitecto Victor Laloux fue el ganador del concurso público organizado por la compañía ferroviaria de Orleans, para diseñar la más bella estación terminal monumental del ferrocarril que cubriría la ruta a Orleans. El edificio incluiría en los lados oeste y sur al Hotel Palais d’Orsay de 370 habitaciones.
La flamante estación denominada Gare d’Orsay (posteriormente rebautizada como Gare d’Austerlitz) se construyó en el lote en donde se ubicaban el antiguo Palacio de Orsay y el Cuartel de Caballería. El palacio estaba en gran parte abandonado desde que fue incendiado por los soldados de la Comuna de París, junto con el Palacio de las Tullerías y varios otros edificios públicos asociados con Napoleón III.
Diseño Beaux-Arts

Laloux diseñó la Gare d’Orsay en un estilo arquitectónico neoclásico académico. La estación de tren se terminó en un tiempo récord, para presentarla al mundo en la Exposición Universal de 1900. La estación fue rebautizada como Gare d’Austerlitz.
El edificio, muy moderno en aquella época, se diseñó una fachada de piedra para ocultar los marcos de metal y cristal, y así mezclar el edificio con el horizonte de París. De tal modo que se ocultaron los aspectos industriales de la estación detrás de fachadas ornamentadas, decoradas con grandes estatuas de personificación, que representan los destinos ferroviarios de Burdeos, Toulon y Nantes.
Innovación y vanguardismo
Siendo su presentación hacia el mundo, la próxima Exposición Universal no escatimó en incorporar elementos de vanguardia. La nueva estación fue muy moderna en su época, introduciendo ascensores para equipaje, ascensores para pasajeros, vías de tren subterráneo y un hotel.
Para la vía subterránea se construyó un túnel de 1.5 km (1,0 milla) que discurrió a lo largo de la orilla izquierda del Sena, desde Austerlitz a d’Orsay. De otro lado, las instalaciones para pasajeros incorporaron características tecnológicas de última generación, como elevadores de equipaje eléctricos y escaleras mecánicas. No menos deslumbrante fue cuando se convirtió en la primera estación terminal urbana electrificada del mundo.
El inevitable declive
La llegada de la modernidad puso fecha límite a la bella estación. Cerró sus puertas en 1973, año hasta el que operó cubriendo rutas desde París. Se reconocen tres factores clave para su inevitable cierre.
Factor económico
Generado con el transcurrir del tiempo cuando los terrenos en el centro de París se hicieron muy apetecibles porque adquirieron un altísimo valor. De su ubicación se argumentó que obstaculizaba la modernización y expansión de la ciudad y se sugirió demolerla.

Factor tecnológico
La industria ferroviaria, en su afán por producir trenes más eficientes, determinó el aumento del tamaño de los trenes; y, con ello, la necesidad de plataformas más largas. Ambos parámetros resultaban inviables en la infraestructura de la estación.
Factor de la sucia competencia
En las últimas décadas se implementaron nuevas líneas y estaciones en París. Desde mediados del XX el transporte aéreo y los automóviles estaban en apogeo.
Unos siglos ante…
¿Señalamos que la estación d’Orsay se construyó en donde antes se ubicaba el Palacio de Orsay?
Allá por 1600, el terreno que hoy ocupa el museo formaba parte de un jardín propiedad de la monarquía. En 1615, tras la muerte de Margarita de Valois, esposa del rey Enrique IV, la propiedad se vendió a particulares. A partir de ese momento se da inicio a la construcción de elegantes mansiones en este lugar.
Un siglo después, en 1708 se aprueba la modernización de París, lo que incluye la construcción de un muelle en el río Sena. Este proyecto, que se retrasó un siglo, finalmente se llevó a cabo bajo el reinado de Napoleón Bonaparte.
Hacia 1800
Entre 1810 y 1838 se construyeron en el sitio el Cuartel de Caballería, por mandato de Napoleón y el Palacio de Orsay, edificio adscrito al Consejo de Estado para ser la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Posteriormente, en 1848, se incorporó en él las oficinas del Tribunal de Cuentas. Ambos edificios fueron incendiados durante las turbas violentas de la Comuna de París, en 1871.
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